Los humanos adultos tendemos a atribuir nuestras propias
características a todo lo que nos rodea, de forma más o menos cómica, más o
menos consciente...
Cuando llega el pequeño humano a nuestros brazos, sabemos que no es como nosotrs, sabemos
que no piensa ni siente de la misma forma, pero, de alguna manera, quizá para
entenderlo, o puede que para organizarnos un poco nuestro mundo, nuestro
pensamiento, en muchas ocasiones se nos escapa y le atribuimos comportamientos
que neurológicamente no puede tener.
Somos una especie ante todo adaptativa, y con eso quiero
decir que a todo nos hacemos, qué remedio. Y nosotrs, ls adults, ya estamos
hechs a nuestro medio, nos hemos acostumbrado a vivir en una sociedad, sea la
que sea, en un país, un continente, un mundo, que nos condiciona terriblemente
y nos hace ser como somos. Pero nuestros bebés son, ante todo, crías
de mamífero. Llegará el momento en que se adapten a lo que sea que
les haya tocado vivir. Pero, cuando nace, por no saber ni siquiera sabe que es
algo diferente, limitado por una piel que lo recubre.
El bebé recién nacido sale de una burbuja que bien podría ser
todo un mundo, en el que ha vivido en un continuo abrazo, mecido en (casi) todo
momento por los movimientos de su madre, escuchando sus sonidos fuertes y
rítmicos, y su voz... recibiendo los sonidos y luces exteriores de forma
amortiguada; sin calor ni frío, hambre ni sensación de saciedad, sin necesidad
de regular su propia temperatura ni de respirar a través de sus propios
pulmones.
Sale del útero y lo único que necesita es que todo eso siga
igual.
Claro, que reproducir las condiciones exactas es bastante
imposible. Pero hay muchas cosas que sí podemos hacer...
• Imitar ese abrazo continuo, aunque ya no podamos recubrirlo con nuestra barriga
(fláccida, la pobre, después de su salida...) y nuestros líquidos.
• Mecerlo
para que parezca que todavía está dentro. Ellos reconocen nuestra forma de
movernos, así que llevarlos encima los calma...
• Tenerlo
cerquita de nuestro pecho, para que pueda oír ese corazón que tanto lo ha
acompañado...
• Hablarle,
por lo mismo... Y si le miramos a los ojos, mejor, porque así va probando sus
nuevos poderes...
Todo esto responde a dos de las necesidades básicas del bebé: CONTENCIÓN y CONTACTO. Al satisfacer estas necesidades, el bebé recibe suficiente estimulación,
reforzamos el vínculo, segregamos hormonas que nos van a ayudar en este nuevo
proceso...
Y esto no acaba aquí. Otra de las necesidades básicas de un bebé es la ALIMENTACIÓN. Y al principio la necesita del mismo modo que todo lo demás: de la forma más parecida posible a como la obtenía dentro del útero...
Una
vez cortado el cordón umbilical esto se hace algo más complicado. Sin embargo,
no es imposible. Su estómago es diminuto y se llena con facilidad.
Su digestión, si se alimenta al pecho, es muy rápida, y pronto tiene hambre de
nuevo. Si se alimenta con leche de fórmula la digestión se dificulta, por eso
es frecuente que tarde más en comer de nuevo.
En cualquier caso, el bebé necesita comer cuando tiene hambre, y, si la madre le da el pecho, ellos también necesitarán que coma con frecuencia para adaptarse a las necesidades de su bebé y para que no parezcan bolas extraterrestres, dolorosas e hinchadas... Poco a poco el cuerpo vuelve a su cauce, aunque al principio parezca imposible...
En cualquier caso, el bebé necesita comer cuando tiene hambre, y, si la madre le da el pecho, ellos también necesitarán que coma con frecuencia para adaptarse a las necesidades de su bebé y para que no parezcan bolas extraterrestres, dolorosas e hinchadas... Poco a poco el cuerpo vuelve a su cauce, aunque al principio parezca imposible...
Aún nos queda una necesidad básica. El SUEÑO. Necesidad básica donde las haya, para el bebé, sí, pero también para ls adults... Pues resulta que el sueño les viene de serie, aprendido. Dormir ya saben hacerlo. Ya lo hacían en el útero, de hecho. Tardan un tiempo en incorporar los ciclos de día y noche, como tardan en regular la digestión o la temperatura. Y se despiertan con frecuencia por varias razones... la primera, la misma por la que lloran cada vez más fuerte cuando se sienten vulnerables: supervivencia (alimento y protección). La noche es el momento más vulnerable, también para los bebés... Por otra parte, la forma en que se estructura su sueño es diferente a la nuestra (¡sorpresa, sorpresa!), y lo que nosotros dividimos en cuatro fases, ellos lo dividen en dos, lo cual significa que su sueño es más ligero y más corto. Así que nada, paciencia. Cada bebé es un mundo...
Si esperamos y estamos atents, podremos darnos cuenta cuando
empieza a establecer pautas y aprovecharlas... Pero hay que tener en cuenta que
para ellos cada día es una oportunidad de cambio y renovación, y la aprovechan...
Una curiosidad: sabes esa sensación de caída que tenemos en
ocasiones cuando nos estamos quedando dormids? A ellos les pasa con frecuencia,
por eso a veces parece que se despiertan sobresaltados, y abren los brazos y se
arquean...
Crecer es un reto monumental, y tener la posibilidad de
aprender pasito a pasito a medida que va descubriendo qué le viene mejor por
sus propios medios puede darle una herramienta que le servirá durante toda su
vida. Desde la perspectiva del adulto, también podemos decidir imponer desde
fuera nuestras opiniones o necesidades, podemos estimular en uno u otro
sentido, forzar de una manera o de otra, y conseguir “entrenar” a nuestro bebé.
O permitirle que vaya madurando a su ritmo, realizando todos los pasos que
puedan ser necesarios para él, facilitar que aprenda a autorregularse aunque
esto muchas veces significa más tiempo, más esfuerzo, más dedicación, más
cansancio, más ganas de salir corriendo o algo ;)
En este nuevo mundo en que el bebé no sabe que es algo
separado de su madre, ni siquiera es capaz de pensar en esos términos, o de separar
lo físico de lo emocional, cuando se siente mal es como si le doliera
físicamente. Y no puede calmarse y recuperarse, porque sus instintos le dicen
que si alguien no le calma se lo van a comer o algo. Sí puede llegar a
adormecerse, es un mecanismo de defensa. Cuando lo pasa mal (estrés) su cerebro
segrega una hormona (cortisol) para que esté bien despierto y alerta (por lo de
que se lo vayan a comer), pero llega un momento en que si nadie lo ha ayudado,
hay una especie de desconexión, para que esa hormona no "cortocircuite" todo y
los daños sean permanentes... por eso puede adormecerse, pero no recuperarse
solo.
No somos las únicas madres cansadas y abnegadas... las madres de orcas y delfines no duermen durante el primer mes de la cría. No duermen. Y las nutrias marinas siempre que pueden llevan a su cría sobre su pecho evitando en lo posible que entre en contacto con el agua fría... (más datos interesantes)
Enlaces externos:
http://www.mibebeyyo.com/bebes/salud-bienestar/cuidados/coger-en-brazos-bebe-5226 (Cristina Silvente, psicóloga perinatal)
Me encanta este blog! cada vez que entro encuentro cosas interesantes que me hacen recordar mi maternidad... bueno, eso no acaba nunca, no? ;-)
ResponderEliminarSigue así, Anaïs, estoy segura de que pasito a pasito lo conseguirás!!
un beso, guapa